miércoles, 25 de abril de 2012

Allí aquí

Es extraño. Cuando está en Estados Unidos es como si fuera otra persona.

Allí tiene una enorme familia, unos padres con los que convive a diario, tiene perros y gatos, es el mayor de cuatro hermanos. Tiene amigos de toda la vida, tiene historias en común que rememorar de su infancia, allí tuvo su infancia, también su adolescencia, también la universidad. Allí conduce, conoce un enorme entorno, el inglés es su idioma principal, comprende todo y a todos. Además, allí podría tener un buen trabajo, un buen hogar, una estabilidad.

Entonces veo un mar de posibilidades, de qué ocurriría si nada me atara aquí y nos fuéramos para allí, y el mundo parece ser de color de rosa hasta que abro los ojos un instante y me doy cuenta de que (1) hay muchas cosas que me atan aquí, cosas, o mas bien personas, a las que no quisiera tener que renunciar, y (2) allí solo le tendría a él, que es mucho, pero no suficiente.

Allí él domina todo y yo nada. Viviría en un país ajeno, con un idioma que no entiendo, una forma de vida que no deseo, y con unas relaciones sociales prestadas. Y ese mundo se me plantea, en realidad, bastante mas oscuro que el rosa.

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