jueves, 17 de septiembre de 2009

Sobre la música

Creo que ahora entiendo un poco mejor algunos aspectos de ti. Entender, que no compartir. Concretamente lo dedicado a la música. Y concretamente dentro de la música al hecho de que te gusten todas esas cosas raras que yo los categorizaría más bien de ruido… sin ofender.

Dijiste la palabra mágica que me hizo entender todo de golpe, o las palabras más bien: capacidad de ser sorprendido. Y es que después de escuchar tanto y tan variado lo “normal” no supone suficiente estímulo para ti. Así que necesitas algo diferente, algo que no entiendas, que no predigas, algo que te sorprenda. Bien! Eso lo entiendo! Ahora lo entiendo!

Pero no lo comparto. Igual que ha ocurrido con el resto del arte, que buscando un más allá a llegado a lugares indescriptibles. Muchas cosas no las entiendo, pero porque no me da la gana de entenderlas. Porque hay cosas que no considero arte y no quiero que sea considerado como tal, simplemente no quiero que mi concepto de arte tenga que variar tanto como para abarcar todo. No, no quiero, porque entonces el arte dejará de tener sentido. Y ya bastante me cuesta a veces mantener el poco peso que tiene en mi vida pero que no quiero que pierda.

Bueno, hay que decir que estoy mas o menos de acuerdo con lo que dijo Hegel sobre la muerte de Dios y la consecuente muerte del arte, si bien no creo que haya muerto definitivamente, aunque si en el mundillo predominante. No me acuerdo bien-bien que decía, pero recuerdo estar bastante de acuerdo.

El caso es que acudir al caos no me parece una buena solución en pos de la búsqueda de algo diferente. Supongo que para mí el arte no necesita que me sorprenda, no me importa si es predecible. Para mí el arte es una de las pocas maneras desde lo físico de poder reflejar lo divino. Y lo divino tiene un orden, es lo más ordenado. Es este mundo el que se rige en el caos. Es centrarse en este mundo, en el dolor, en la exaltación, en el propio ego del artista… eso ya es alejarse de la conexión divina. Bueno, hay que decir que al fin y al cabo somos nosotros, bueno, el artista en este caso, el medio de conexión con Dios… es difícil establecer la frontera de qué es luz y qué es ego. Al menos yo no sé hacerlo. Pero bueno, a veces me gusta criticar…

Así que la música basada en el caos no es para mi música. Aquellas sesiones de improvisación en el Electric me encantaron aun estar tan sumidas en el caos porque en todo momento era una búsqueda del orden, de la armonía, de la belleza. A ratos lo encontraban y aquello me conmovió extraordinariamente. Eso es música, eso es arte. O al menos es lo que yo considero y siento como arte.

Sonidos ordenados según el caos, con la total intención de ser ruido, de ser molesto, de conmover por lo desagradable… lo siento, pero no, eso para mí no es música. La música es de las artes (creo) la que mayor orden requiere y exige. Hay muchas manera de ordenar el tiempo, muchísimas, pero la destrucción de las normas no enaltece la obra. Es una via de expresión? Claro. Es diferente? Si. Sorprende? Si. Conmueve? A mí no. Es arte? Para mí, desde luego, no.

La destrucción de patrones no da la libertad. La anarquía solo funciona si todos siguen un orden. Un orden no impuesto. Un orden común que surja de cada individuo. Un foco casi divino que guía a todos en la misma dirección. Entonces funcionaria. La ausencia de normas terrenales solo funciona si se siguen otro tipo de normas, más esenciales, más avanzadas. Pero el caos por el caos, simplemente, no funciona.

Soltada esta verborrea de conceptos relacionados y no, creo entenderte un poco mejor y me alegro mucho de ello.


*A