lunes, 27 de diciembre de 2010

Navidad

Ha sido extraño levantarse la mañana de Navidad y observar esa cantidad de regalos y a quienes iban dirigidos.

Ya la noche anterior tuve un curioso sueño inmerso en decepción en que al despertarme el árbol estaba casi vacío. Pocos y pequeños eran los paquetes, y parecían no tener valor de ningún tipo. Hasta el árbol parecía aburrido: poco decorado y desde luego, nada frondoso.

Ayer el panorama no fue desolador, pero sí extraño, porque bueno, cada año en el árbol hay menos cosas para "los niños" (los de la casa, porque a mi prima la cubren de cositas) y mis padres se regalan mas entre ellos. A decir verdad, me parece genial que se dediquen por fin mas a ellos, ya les toca. Pero por otra parte esa cría caprichosa (o simplemente insegura) que tengo dentro me pregunta "¿Que ya no nos quieren?".

A ver, que todos sabemos que el horno no está para muchos bollos, y la tableta gráfica que me han regalado no es precisamente barata (y me hace muchísima ilusión), ni necesito nada mas. Además que tampoco es por el único bando que recibo regalos, Carlos también pone de su parte y en cambio yo... con eso de no trabajar, prácticamente no me gasto un duro en nadie, y eso tampoco es justo...

No lo se. El otro día estaba escuchando a unos chavales de instituto repasar los tiempos verbales, y me acordaba de cuando los tuve que estudiar yo, o cuando tenía que aprenderme las tablas de multiplicar, y pensaba la pereza que me daría si me los tuviera que volver a aprender. Pero lo pensaba, lo sentía, como si realmente fuera a ocurrir, como si algún día volviera a ir al colegio, y al darme cuenta de esa emoción, reaccioné en contra... el colegio solo se vive una vez y de eso hace un porrón de años. La verdad es que no me gustó nada oírme decir eso. Por mucha pereza que me dé aprenderme las tablas de multiplicar, merece la pena. Y me invadió una extraña nostalgia acompañada de un miedo a crecer.

Supongo que la idea de la emancipación, que parece tener ya una fecha de lanzamiento prevista, no ayuda demasiado. Su presencia da bastante vértigo. "El curso que viene" parecía muy lejos, pero resulta que ya ha terminado el primer semestre. "Septiembre del 2011" parecía muy lejos igualmente, pero en menos de una semana, señores, ya será 2011. Y yo no se que pensar ni que sentir.

Navidad tiene ese extraño efecto, que cuando eres un niño es magia, y a medida que te haces mayor se convierte en nostalgia. Supongo que por eso hay tanta gente que le encanta como que la odia. Personalmente echo de menos un poco la magia.

Feliz Navidad


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jueves, 16 de diciembre de 2010

Tampoco soporto...

... cuando ocurre una desgracia y no haces mas que oír las mismas frases de siempre: "lo siento mucho", "habéis hecho todo lo que habéis podido", "tuvo una buena vida", "le disteis todo", "fue feliz", "es normal que duela", "tienes que seguir adelante"...

Probablemente no lo sientas tanto, en cualquier caso yo lo siento mas. Puede que sí hayamos hecho todo lo posible, o puede que no, el caso es que no lo sabes, así que no lo digas. Puede que haya tenido una buena vida, pero también puede que no. Puede que le hayamos dado todo, o puede que no. Quizás fuera feliz, quizás no... Obviamente sabes que es normal que duela, así que simplemente déjame sufrir. Todos sabemos que hay que seguir adelante, pero diciéndolo no ayudas, no es el momento, ahora toca sufrir, y sufro. Así que déjame sufrir. Déjame llorar. Déjame en paz y... cállate.

No lo digo por nada ni nadie en particular, bueno, hoy he soñado con Perla y me lo ha recordado, pero no es solo por eso. Supongo que no me gusta que me consuelen, porque no son consuelos, ninguna frase hecha va a tranquilizar mis emociones. Cuando explico una situación dolorosa es porque necesito explicarlo, o para que me entiendan, o ambas cosas, no es para que me consuelen, no es para recibir palabras a cambio. Ni de asomo.

Supongo que por eso no se consolar, no me gusta hacerlo, porque no me gusta que me lo hagan. O por lo menos con palabras, un abrazo suele ir siempre bien. Aunque no siempre. En fin, es complicado, pero muchas veces prefiero que no me toquen, simplemente llorar, dejar que salga. Y a veces solo en soledad puedo profundizar en lo que siento. No se.


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viernes, 10 de diciembre de 2010

No soporto...

...las personalidades depresivas-victimistas-dramáticas-rencorosas.
Simplemente no puedo con ellas.
He dicho.

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domingo, 5 de diciembre de 2010

Peregrinaje

He soñado con ella, tres veces. Aunque la primera fue quizás la más simbólica.

Nos encontrábamos en la India. Un "samara" (miembro de un grupo religioso indio que vive en comunión con la naturaleza, de lo que el bosque le puede dar y de las limosnas que recibe en su peregrinaje rumbo a la autorealización) atravesó el camino en solemne silencio. Un hombre que se encontraba a mi lado, quizás mi padre, le ofreció un gran cuenco con agua. El peregrino bebió lo que necesitó y se lo devolvió. Al pasar por mi lado le ofrecí el mismo cuenco, pero ya no era un peregrino, si no ella, en su mismo rol. Agarró el bol como pudo con sus patas, pero en lugar de beber, se mojó el pecho. Creí que había sido un accidente debido a la torpeza de sus extremidades mas que un acto voluntario, así que le ayudé a agarrar el bol, pero cogió algo de agua y se la echó por la cabeza. Así que comprendí sus deseos y la ayudé a sanearse. Llené mis manos de agua y la eché sobre su cabeza, luego sobre su torso, luego se dio la vuelta y la eché sobre su espalda. Y nada mas.

Y es que en el camino que nuestras almas siguen a través de las vidas, en su peregrinaje personal, al parecer nosotros hemos sido una fuente de alimento y purificación. Parece que ella nos lo agradece. Nos vemos en la siguiente parada, o antes, en la siguiente visita.

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