sábado, 1 de agosto de 2009

No lo entiendo

Como otras tantas cosas...

El caso es que desde que ha llegado a mi información sobre la existencia de los angeles, o mejor dicho, de la posibilidad de contactar con ellos y la seguridad de que pueden ayudarnos (ya que de su existencia no he dudado jamás) que intento comunicarme con mi Angel de la Guarda casi a diario para pedirle ayuda en aquello que monopoliza mi preocupación.

¿Cual es mi preocupación? Sacarme el carné de conducir moto. No es precisamente muy trascendente ni muy... grabe, pero que quieres que te diga, mi vida no es precisamente una telenovela de conspiración... y me alegro. Y eso. Me dirijí a él. Le saludé, le pregunté si estaba ahí, le imaginé a mi lado y le empecé a hablar mentalmente.

Pedí por favor que me ayudara a adquirir la experiencia y seguridad necesarias para superar el examen. Pedí por favor que por el bien de todos los implicados todo ocurriera correctamente, que se evitaran accidentes y tal. Pedí tambien que los examinadores hubieran tenido un buen día, con la intención de que se tornarán quizás algo mas permisivos, no lo negaré. Agradecí de ante mano toda la ayuda que me había conferido y sin duda me iba a conferir y le daba las buenas noches.

Así todas las noches durante una semana. Incluyendo además pequeños momentos en que me dirigía a él de nuevo, generalmente en el autobús de camino a las prácticas pidiendole básicamente los mismo. Llegó el dia del examen y... todo salió mal. Los nervios no me dejaron dormir. En la misma práctica antes del examen me pegué una ostia en el cambio de dirección que... bueno, ahí no me había caido nunca. Coja, nerviosa, dormida y hambrienta llegó la hora del examen y oh! sorpresa! problemas burocráticos. Viajecito a la DGT para arreglarlo. Desesperaba por momentos. Con el papeleo mas o menos arreglado, vuelta al circuito. Y al momento, con los nervios a flor de piel, resulta que soy la siguiente... oh, ok...

Recuerdo mi preocupación aquella mañana cuando me dirijia hacia allí, que mas que si aprobaría o no, era si mi Angel me ayudaría a ello. No sabía si había estado comunicandome con él correctamente, no tenia la menor idea. Pero ahí, segundos antes de que me tocará alguien gritó: ¡¡Ángel!! Por lo que sin duda interpreté que sí me había escuchado y sí estaba ahí de alguna manera. Por que las causalidades no existen, no? Otros simbolos habían surgido anteriormente, pero fueron tan sutiles que los interpreté mas como obsesión mia, que es probable, pero ese nombre en ese momento fue para mi una señal bastante irrebocable.

Sin embargo ¿que ocurrió? suspendí penosamente. Creo que nunca había pasado por las putas planchas tan mal. Eso ya no lo entiendo... Me gusta pensar que es que no estaba realmente preparada y era mejor cagarla en el circuito lento, que en el rápido, no fuera que tuviera un accidente del que lamentarme realmente. Y aunque con rabia lo acepté.

A la semana siguiente tenia la siguiente oportunidad. Otra semana estuve rogándole ayuda con la misma fórmula. Llegó el dia del examen (otra vez), esta vez me sentía muchísimo mas preparada que la anterior, había estado haciendo toda la mañana los circuitos perfectos y... ni hubo señal... ni resultado. Los putos nervios me volvieron a vencer y de nuevo pisé las putas planchas.

No lo entiendo. Estaba preparada. Pedí ayuda. Se supone que si pides ayuda se te concede, y de hecho no dudo de ello. Sin embargo, suspendí. Dos veces. No entiendo por qué.

Estoy bastante frustrada, lo acepto. Pero se me pasará.

Suerte,


*A

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