miércoles, 11 de enero de 2012

Gatas

Que horror, sentí que las enviaba a una muerte cruel e injustificada, menos mal que todo ha salido bien. Pero cada vez que las veo no puedo dejar de pensar que no se merecen esa operación, ni ese sufrimiento, ni vivir éstos días con esos dolores que no entienden y esos vendajes que no les permiten moverse bien. Y todavía menos por una decisión egoísta en pro de la buena convivencia.

Sé que dejarán de sufrir una vez al mes buscando un sexo que no van a tener. Sé que les estoy ahorrando peligros de enfermedades. Sé que les estoy alargando la vida entre 3 y 5 años. Pero arrancarles una parte de su cuerpo sin su consentimiento ni su conocimiento me sigue pareciendo horriblemente cruel.

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